Una de referéndum

¿No te has preguntado nunca por qué las facciones del Congreso no se ponen de acuerdo en NADA mientras tú y tus amigos, familia o compañeros de trabajo tenéis puntos de vista coincidentes en la mayoría de las cuestiones fundamentales?

¿Es tan difícil que personas inteligentes lleguen al consenso en temas tan básicos como Educación, Sanidad, Asuntos Sociales? ¿por qué el Parlamento no elabora leyes "marco" respaldadas por una amplia mayoría y que no sean modificadas cada vez que un nuevo partido llega al poder?

Los ciudadanos de a pie no tenemos respuesta, no lo entendemos. Podríamos pensar que si la mayoría de la sociedad está de acuerdo en un asunto, el Parlamento que la representa reflejará ese acuerdo en las Cortes. Pero ..., al contrario. El consenso parlamentario es infrecuente.

He leído y escuchado bastante al respecto. En los círculos indignados de la movilización popular oigo "no nos representan", y probablemente así sea. Da la impresión de que los diputados y senadores oyen mejor a determinados grupos de presión que a la masa ciudadana. Un hombre, un voto, ... esa fábula. Así, a la hora de tomar una decisión, los votos son tan sólo uno de los pesos de la balanza. En otro platillo aparecen los intereses creados, las fidelidades ocultas, el dinero corrupto, los lobbys de poder.

Los elitistas mantienen que el pueblo se mueve por impulsos y los adalides políticos son responsables no sólo de verter su voluntad en las leyes sino también de atemperarla para que, como los niños, el pueblo no se dañe a sí mismo. Tenemos por tanto un niño con derechos y unos padres que saben que es lo mejor para el niño. El abismo entre pueblo y gobierno está a la vista.

Así, nuestra democracia es cada día más indirecta. Cedemos el poder a unos tipos que no tienen respeto por nosotros, que no tienen ni la menor intención de cumplir nuestro mandato, que nos consideran "niños" y que lejos de sentirse obligados a servirnos, sienten que nosotros debemos agradecer su sacrificio al liberarnos de la responsabilidad de dirigir nuestro destino.

¿Cómo curar la fractura? haciendo menos indirecto el mandato. Ya que los políticos no están dispuesto a tomar decisiones en nombre de todos, hay que tomar un atajo y votar de forma directa en los asuntos de más calado. La solución es el mayor uso del "referéndum" y facilitar mecanismos como la "iniciativa legislativa popular". Tomando como referencia los últimos detonantes de manifestaciones populares, hubiera sido fácil convocar varios referéndum con una pregunta sencilla, de sí/no:

– ¿quiere usted que haya asignatura de religión en la escuela?
– ¿quiere usted que continúe la monarquía?
– ¿quiere usted circunscripción única electoral?
– ¿quiere usted listas abiertas?

No se trata de convocar uno al mes, pero sí los suficientes para que su resultado, vinculante, obligue a los distintos grupos parlamentarios a elaborar las leyes desde una base común. La base del mandato directo del pueblo. ¿No creéis que los partidos se lo pensarían bastante antes de votar contra esa ley?